
La primera gran batalla del agua
Se dice que el diablo está en los detalles. O lo que es lo mismo, que es en las pequeñas cosas donde se traicionan y se desvelan las grandes intenciones. Y miren ustedes por donde, la actitud de desinterés y yo diría que de desprecio del Gobierno peninsular con Canarias ha quedado perfectamente definida a través de su comportamiento con los agricultores de las islas.
Este pasado viernes el Consejo de Ministros se avino, después de meses y meses de negarlo, a aprobar ocho millones de euros destinados a subvencionar el agua de riego que usan miles de agricultores de estas islas. Sobre esa cantidad, que es una verdadera gota de agua en el mar de las subvenciones y asignaciones que manejan en Madrid, se han vertidos ríos de tinta. Y sólo se ha llegado a la decisión de pagarla cuando los agricultores decidieron convocar una “tractorada” para los primeros días de abril en las calles de las capitales canarias justo al comienzo de la campaña electoral de las Elecciones Generales.
En febrero de este año, en el Senado, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se subió a la tribuna y le aseguró a la senadora nacionalista López Santana que esos ocho millones para el agua de riego en las islas se habían perdido. Teresa Ribera dijo que el Gobierno socialista se había encontrado “un problema técnico” insalvable que impedía abonar esa partida presupuestaria porque “no era compatible con el marco comunitario”. Y dijo de forma contundente que no había habido “manera de encontrar una solución adecuada”. Canarias se quedaba sin los ocho millones para el agua de riego. No podía ser.
¿Cómo es posible que lo que en febrero se había perdido por un “problema técnico insalvable” se haya aprobado sin problemas el último viernes de marzo? Pues porque era falso lo que se dijo. Porque lo que el Gobierno peninsular practica con Canarias es la política del desinterés y el abandono y solo cuando la gente se cabrea y amenaza con salir a las calles y liarla es cuando se ponen las pilas y deciden que igual es mejor meter la mano en el bolsillo y darles a los agricultores lo que quieren para evitar los costes electorales. Y si quieren que les sea sincero, no sé qué me produce más indignación, si el hecho de que Madrid nos ignore y nos desprecie o la capacidad de mentir y manipular que se observa cuando lo que se dice que es imposible se convierte en algo posible.
Así pues, estamos ante un nuevo caso en donde lo que no puede ser en realidad sí que podía ser. Lo mismo que pasó cuando el ministro de Fomento, el señor Abalos, le dijo a la diputada nacionalista de Coalición Canaria, Ana Oramas, que la subvención del 75% a los vuelos con península era imposible. Bastó que Canarias se pusiera en pie y que los gritos llegaran a Madrid para que todo lo que se dijo por el ministro se quedara en agua de borrajas.
Los agricultores han ganado esa pequeña gran batalla para subvencionar el agua de riego. Pero no se fían. Aseguran que quieren “ver” el dinero antes de desconvocar su movilización. Hacen bien en no fiarse. No hay más que recordar en qué quedó aquel famoso Plan Canarias aprobado en un Consejo de Ministros que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria por el Gobierno peninsular de Rodríguez Zapatero. Para quien lo haya olvidado se aprobaron miles de millones (creo recordare que unos dos mil quinientos al año durante diez años) destinados con carácter extraordinario a las Islas Canarias debido a sus múltiples necesidades. Fue también una decisión que se tomó cuando el mandato estaba llegando a su fin. Cambió el Gobierno que pasó a manos del PP y del plan ya nada más se supo. A pesar de estar aprobado en un Consejo de Ministros la realidad nos demostró que era puro humo. O lo que es igual, nos demostró que lo que los ministros aprueban los ministros lo pueden “desaprobar”.
De todo esto del conflicto del agua, lo que más me asombra es el razonamiento con que el Ministerio de Transición Ecológica acompaña la aprobación de aquellos ocho millones que eran “imposibles” de aprobar. Asegura que uno de los objetivos del Gobierno peninsular socialista es “la garantía de la suficiencia y calidad de los recursos hídricos” y que en ese contexto Canarias “ve agravada su situación por la escasez de aguas superficiales y la imposibilidad de obtención de recursos hídricos mediante sistemas convencionales como los que pueden emplearse en el resto de cuencas hidrográficas en territorio peninsular”.¡Atención! Los ministros se acaban de caer de la higuera y han descubierto que en las islas tenemos un problema muy gordo para conseguir agua para consumo humano y para uso agrario. Más vale tarde que nunca.
Lo anterior sería para alegrarse, si no fuera puro cinismo político. El Gobierno peninsular ha retorcido y retrasado y alterado el convenio de obras hidráulicas con Canarias sin que le importara esa realidad que ahora dice conocer. Es el mismo Gobierno que sigue sin invertir el dinero necesario para conseguir depurar las aguas residuales que se siguen vertiendo al mar en nuestras islas. Y el mismo que sigue sin realizar las transferencias necesarias para impulsar la red de potabilizadoras con la que aumentar y completar la oferta de agua disponible para la población de estas islas. Ese Gobierno peninsular socialista sigue sin atender la realidad de Canarias, aunque ahora dice que la conoce.