Blog de Carlos Alonso

Los mejores de Tenerife

Existen países con riquezas naturales que sin embargo son pobres. No hay más que mirar hacia el gran continente africano, lleno de yacimientos de materias primas valiosas y sin embargo cuna también de enormes bolsas de pobreza y subdesarrollo. O mirar hacia esa tierra hermana de Venezuela, tan importante para todos los tinerfeños, que a pesar de contar con cientos de millones de barriles de petróleo padece hoy desabastecimientos, cortes energéticos y escasez.

Un cosa que se aprende es que los tesoros se agotan. El oro, el petróleo o los diamantes son finitos. ¿Saben ustedes cuál es la única riqueza que dura? El talento. Cuando una sociedad es capaz de educar a sus futuros ciudadanos en la excelencia está creando una riqueza mucho más importante que cualquier otra en el mundo.

La Isla de Tenerife ha tenido el honor de recibir esta semana a 1.200 jóvenes que acudieron a un gran fiesta de talento. La First Lego League Open European Championship tiene un nombre muy largo para un evento maravilloso en el que participan chicos y chicas de más de cuarenta países.
El jueves fue uno de esos días en los que ser presidente del Cabildo no sólo es un orgullo sino que tiene el premio añadido de la felicidad: esa que le hace a uno flotar como un globo. Ver a los 114 equipos representantes de países de todo el mundo en el Recinto Ferial de Tenerife me hizo sentir que en manos de estos jóvenes el planeta de mañana, que tendrá mayores problemas sin duda, será un lugar mejor para vivir.

La First Lego Leage (FLL) que organiza la Fundación Scientia, presidida por Ricard Huguet, con el Cabildo de Tenerife, es un programa internacional, actualmente implantado en más de 80 países, que tiene como propósito el despertar las vocaciones científicas y tecnológicas entre los jóvenes de 10 a 16 años. Se trata de estimular los valores de trabajo en equipo, la innovación y la creatividad. Es una competición en la que se forma talento y además se persigue desarrollar habilidades básicas y enfrentar a los jóvenes a la resolución de problemas y a la comunicación e intercomunicación de sus ideas y propuestas.

¿Qué habría pasado, por ejemplo, si a todos, de pequeños, nos hubiesen enseñado varios idiomas, nos hubiesen orientado hacia las especialidades que hoy son más necesarias y hubiésemos contado con las mejores herramientas para nuestra formación profesional? Probablemente habrían cambiado nuestras vidas. Y nosotros habríamos cambiado a nuestra isla. No se trata de que todos seamos políglotas o genios, algo que es imposible. Se trata de que todos tengamos la posibilidad de desarrollar aquel talento para el que estemos mejor dotados. Porque un país, una isla, si cuenta con el mejor capital humano está en posición de decir que posee la mejor riqueza natural del planeta.

El mundo de mañana va a ser mucho más complicado que este. Nuestros hijos van a tener que enfrentarse a nuevas dificultades, a más competencia, a menores recursos disponibles. Nuestro deber es prepararles para que sepan hacerlo lo mejor posible y para que dispongan de las mejores herramientas. El programa 2030 del Cabildo está dirigido a ese horizonte. A dejar una isla mejor a nuestros herederos. Y también a mejorar la capacitación, la preparación de nuestros hijos para enfrentarse a ese futuro. Estamos haciendo un esfuerzo importante para impulsar el aprendizaje de nuestros chicos. Queremos que se desenvuelvan con soltura en varios idiomas, que aprendan nuevas tecnologías, que desarrollen sus talentos creativos y deportivos.

Entre estos 1.200 jóvenes que nos visitaron están los trabajadores del mañana, los futuros profesionales que pueden marcar la diferencia. Para que un equipo de fútbol sea bueno es necesario que sus integrantes tengan voluntad, espíritu de sacrificio y de trabajo colectivo. Pero los mejores equipos lo son porque, además de todo eso, tienen a los profesionales con mayor talento. Y como pasa en los equipos reales, los partidos no se gana con once porteros o con once defensas. Se gana con el conjunto. Se gana con los profesionales que diseñan un edificio, pero también con los profesionales que son capaces de levantarlo, porque si no nunca saldría de los planos. Necesitamos ser los mejores en todos los sectores del campo. En el turismo, en la agricultura, en la industria, en el comercio, en el transporte… Y ser los mejores significa que nuestros hijos lo sean.

Los jóvenes que estuvieron esta semana en Tenerife trabajaron en proyectos relacionados con el reciclaje, compitieron en desafíos robóticos y en el desarrollo de los valores que impulsa la FLL. Vinieron representando a sus países aprendiendo como esponjas de la experiencia y disfrutando con el nuevo conocimiento que adquirían. Fue una fiesta del talento. Nadie ha dicho que el desarrollo de la inteligencia y el prendizaje deba ser aburrido. Ese es el espíritu que debemos sembrar entre nuestros chicos y chicas. El mejor conocimiento y la excelencia profesional son el equipaje que podemos darles para que aspiren a ser los mejores el día de mañana. Hagamos que sea posible.

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